El Cementerio Perdido de Iquique: Cuando las Poblaciones Surgieron Entre Campos de Descanso Eterno
Para muchos iquiqueños, la peculiaridad de los cementerios numerados de Iquique pasa desapercibida. Se va desde el Cementerio N° 1, ubicado en las calles 21 de Mayo y Sotomayor, existente desde aproximadamente 1850, al Cementerio N° 3, situado en Pedro Prado con O’Higgins y fundado en 1908. Sin embargo, el Cementerio N° 2 parece haber desaparecido de manera misteriosa, como un enigma en medio de la ciudad.
La historia de la desaparición de este cementerio es tan intrigante como macabra. Lo que solía ser el Cementerio N° 2, y sus vastas áreas circundantes en ese momento, hoy albergan prósperos barrios como la Población Jorge Inostroza y, especialmente, el sector de la Villa Progreso, que se encuentra precisamente sobre lo que una vez fue el camposanto. Estas poblaciones fueron pioneras en la toma de tierras «modernas», con iniciativas de autoconstrucción y organización social.
El resultado de este audaz experimento es que, hasta el día de hoy, los antiguos restos humanos que descansaban en el Cementerio N° 2 siguen emergiendo cuando se realizan excavaciones para trabajos de alcantarillado. Además, han surgido innumerables historias sobre almas inquietas y espíritus errantes que deambulan por las casas y calles donde se interrumpió su descanso eterno.
La historia del Cementerio N° 2 de Iquique se remonta a la década de 1890, cuando se estableció cerca del antiguo hospital para hacer frente a las epidemias de viruela que diezmaron a la población. Durante mucho tiempo, se le conoció como el «Cementerio Nuevo» debido a su origen improvisado en fosas comunes y tumbas sencillas. La falta de espacio en el Cementerio N° 1 llevó a considerar la posibilidad de expandirlo hacia el Cementerio N° 2.
A pesar de la fundación del Cementerio N° 3 en 1908, el Cementerio N° 2 continuó creciendo y, según algunos testimonios, llegó a ser el más grande de los tres cementerios. Sin embargo, a medida que la ciudad se expandía hacia el norte, los barrios se desarrollaban alrededor de los cementerios. Esto coincidió con el fenómeno de las tomas de tierras, donde las familias más pobres se asentaban en el área del Cementerio N° 2. Incluso se utilizaron partes del cementerio para obtener materiales de construcción para las primeras viviendas, lo que llevó a la demolición completa del cementerio en la década de 1960.
Los restos que no fueron reclamados por familiares se incineraron en el lugar, y la urbanización de la zona continuó. Surgieron nuevas poblaciones como la Población John Kennedy (Hoy Jorge Inostroza) y la Villa Progreso, marcando el nacimiento formal de estos barrios en medio de lo que una vez fue el Cementerio N° 2.
La historia de este cementerio perdido se entrelaza con la evolución de Iquique y la lucha de sus habitantes por un lugar digno para vivir. La memoria de este lugar perdido entre viviendas y calles sigue viva en la historia de la ciudad.