Matanza Escuela Santa María de Iquique
La matanza de la Escuela Santa María de Iquique, ocurrida el 21 de diciembre de 1907, es uno de los hechos más dolorosos y recordados de la historia de la ciudad. En ese tiempo, Iquique era el principal puerto del norte chileno y el centro de salida del salitre, recurso que impulsaba gran parte de la economía nacional. Su crecimiento atrajo a miles de trabajadores desde distintos puntos del país y del extranjero, especialmente desde Bolivia y Perú, quienes laboraban en las oficinas salitreras en condiciones precarias.
A fines de 1907, los obreros del salitre iniciaron una gran huelga para exigir mejoras laborales y de vida: pago justo en dinero, rebaja en los precios de las pulperías y condiciones más humanas en las faenas. Miles de ellos marcharon hacia Iquique junto a sus familias, buscando apoyo y mediación de las autoridades. La ciudad se convirtió entonces en el epicentro de una movilización obrera sin precedentes, que despertó tanto solidaridad como preocupación entre sus habitantes.
Los trabajadores se reunieron principalmente en la Escuela Santa María, un edificio ubicado en el corazón de la ciudad, mientras esperaban una respuesta. Sin embargo, las negociaciones entre los dirigentes y el gobierno fracasaron. El 21 de diciembre, las tropas al mando del general Roberto Silva Renard rodearon el establecimiento y, ante la negativa de los obreros de abandonar el lugar, se ordenó abrir fuego. El resultado fue una masacre, con centenares de muertos —entre ellos mujeres y niños— y numerosos heridos.
El suceso marcó profundamente la historia de Iquique, que desde entonces quedó ligada a la memoria obrera del país. Con el paso de los años, la tragedia fue recordada como un símbolo de las injusticias vividas por los trabajadores del norte y del sacrificio de quienes buscaron un trato más digno. Hoy, la Escuela Santa María es considerada un sitio histórico y patrimonial, testimonio del dolor y la resiliencia del pueblo iquiqueño.